jueves, 28 de enero de 2016

Choque de civilizaciones en una plaza Romana



La céntrica Piazza Vittorio de Roma es una gran torre de Babel. Sus vecinos, llegados de todos los rincones del mundo, sobrellevan mal que bien su condición de parias. Al refugiado Parviz, apasionado cocinero en su Irán natal que aborrece la pizza, lo echan de todos los restaurantes en los que trabaja como lavaplatos; la gorda María Cristina, cuidadora peruana a la que todos creen filipina, ahoga su soledad en brazos de cualquier desconocido; Iqbal el bengalí, el de la tienda de ultramarinos,decide llamar a su hijo Roberto, tratando de buscarle un mejor destino que el suyo y Benedetta,la xenófoba portera napolitana, prohíbe a los inquilinos utilizar el ascensor. Solo Amedeo, un italiano misterioso, «más bueno que el zumo de mango» según Iqbal, consigue darles algo de consuelo a todos ellos. Hasta que un día desaparece. El mismo día que Lorenzo Manfredini, el Gladiador, es asesinado en el ascensor.

Una tragicomedia coral sobre la vida de los nadie; una aguda reflexión, en clave de sátira, sobre la multiculturalidad y sobre las enormes brechas que esta abre en nuestras sociedades actuales, en nombre del miedo y de la cerrazón de miras.
Choque de civilizaciones por un ascensor en Piazza Vittorio de Amara Lakhous, traducido por Francisco Álvarez Gonzáles para Hoja de Lata Editorial

miércoles, 13 de enero de 2016

Salvar los medios de comunicación



La historia de los medios de comunicación está marcada por crisis recurrentes de diversa índole. La presente, de alcance global, está relacionada con la eclosión de Internet, la desafección rampante hacia las cabeceras tradicionales y las dificultades crecientes para rentabilizar la inversión necesaria para producir las informaciones y mantener la independencia de los periodistas. Unos condicionantes que hace tiempo que están estimulando la imaginación del otrora cuarto poder y que han llevado a la economista Julia Cagé a elaborar una innovadora propuesta de financiación inspirada en el modelo híbrido entre el negocio y el non-profit de las grandes universidades internacionales, y, dado que la información es un bien público, regulada por ley.
Este conciso pero provocador ensayo es una potente herramienta práctica para los agentes implicados, pero también un útil instrumento crítico para todos los lectores, una invitación a reflexionar sobre cómo nos informamos en la era del redactor en jefe Google y qué uso hacemos de los medios –¿pagar o no pagar?–, y a tomar cartas en el asunto. Y es que la propuesta de Julia Cagé no sólo consiste en refundar los medios de comunicación, sino también en implementar un nuevo modelo para una democracia y economía en crisis.