martes, 1 de diciembre de 2015

El mundo es ancho y fantástico




Precisa, elegante, concisa, Una chica en invierno es la última de las grandes obras de Larkin que quedaba por publicar en castellano. Una historia de invierno y de verano, de guerra y de paz, de exilio y de hogar, y también una de sus piezas más sinceras, en la que se entrelazan huellas de su propia biografía. El autor nos sumerge magistralmente en la opresiva atmósfera del crudo invierno inglés en plena Segunda Guerra Mundial. Katherine es una joven refugiada que trabaja como bibliotecaria en una gris ciudad inglesa. Hastiada de su trabajo y de la vida en general, lo único que le hace mantener la esperanza es la perspectiva de un reencuentro con el que fue su primer amor. Así, en las horas previas a su cita, Katherine revivirá las idílicas vacaciones que supusieron para ella la pérdida de la inocencia y el paso a la edad adulta. Ahora Robin, el protagonista de aquel crucial verano, tan glorioso como mortificante, tan radiante como precozmente crepuscular, podría poner fin a su monótona vida y arrancarla para siempre de las garras de la frustración.



Astérix es un mito del cómic, cuya trayectoria empezó, nada más y nada menos, que en 1959, cuando dos jóvenes y talentosos dibujantes franceses, René Goscinny y Albert Uderzo, publicaron su primera aventura. Más de 60 años después, la Biblioteca Nacional de Francia decide homenajear a este personaje inmortal con una exposición y un libro que no puede faltar en la librería de los seguidores de esta serie.

Lo más icónico de Astérix y su mundo se resumen en forma de alfabeto, ilustrado con más de 200 imágenes entre láminas originales, portadas, fotografías de la época, guiones, apuntes y memorabilia de todo tipo.


Nacida en la Inglaterra de principios del siglo XX, Amory Clay crece con la permanente ausencia de su padre, quien lucha en la Primera Guerra Mundial. Su tío Greville, un apasionado fotógrafo, le proporciona el vínculo emocional que necesita y le regala su primera cámara, sin saber que ese inocente presente determinará su futuro. Tras su abrupta salida del internado Amory se dirige a Londres, donde se convertirá en la aprendiza de Greville y trabajará fotografiando a la alta sociedad para la revista Beau Monde.
En busca de nuevas emociones se desplaza al loco Berlín de los años veinte, al apasionante Nueva York de los treinta, vive de primera mano las protestas de los camisas negras de Londres y la Segunda Guerra Mundial en París, convirtiéndose en una de las primeras fotógrafas bélicas. Su deseo de vivir al límite la lleva a nuevas contiendas, a los brazos de distintos amantes y a la maternidad. Hasta el final de sus días, Amory luchará por conseguir sus sueños y por combatir sus demonios


Alice Gauthier, una respetable profesora de matemáticas de sesenta y seis años, aparece muerta en su bañera; todo parece apuntar a un suicidio, pero ciertos detalles, como un extraño signo trazado en el lugar del suceso, hacen pensar que quizá haya algo más detrás de su muerte, por lo que el caso es derivado al equipo de la Brigada Criminal del comisario Adamsberg. Al poco, una mujer dice haber enviado una carta que la muerta había escrito a un tal Amadée Masfauré..., cuyo padre se habría suicidado dejando un signo similar. Las sospechas se confirman al comprobar que ambas muertes tenían algo más en común: las dos víctimas formaban parte de una trágica expedición a una remota e inexplorada isla de Islandia, diez años antes…

Un extraño club de admiradores de Robespierre, viejos rencores familiares, pistas falsas, reminiscencias de antiguos mitos nórdicos…, y la imbatible sagacidad de Adamsberg y su brigada son los ingredientes de la magnífica nueva obra de la reina de la novela negra europea.


La belleza nos conmueve cada vez como un advenimiento y, para quien sepa encontrarla, puede esperarnos en lugares impensados o puede subsistir como aliento en los momentos trágicos. La belleza aparece, se muestra, insiste. A veces es sojuzgada y destruida… pero también sabe ser resistente. La amplia variedad de testimonios en esta publicación da fe de las certidumbres que ella genera, pero también deja constancia de su frágil condición.










Las listas existen desde que existe la escritura. Si las cartas han sido hasta hace muy poco tiempo el instrumento de comunicación por excelencia, las listas permanecen, en cualquiera de sus formas, no sólo como una extensión de la memoria, sino como una ventana al corazón de las personas. Así, desde las aspiraciones más íntimas hasta las instrucciones para realizar una acción en particular, las listas reflejan con fidelidad las razones y emociones arraigadas en nuestro interior y son una herramienta natural para retener aquello que no deseamos, o no podemos, olvidar.
Después de su exitosa recopilación de maravillosas misivas reunidas en Cartas memorables (Salamandra, 2014), Shaun Usher ha rastreado los archivos de medio mundo para crear una antología de listas igualmente diversa e interesante, que abarca desde la Edad Antigua hasta el presente y contiene algunas piezas estelares, como las tareas pendientes de Leonardo da Vinci, los propósitos para el año nuevo de Marilyn Monroe o los pros y los contras del matrimonio según la opinión de Charles Darwin.
Además de una fascinante invitación a descubrir la infinita variedad de enfoques que propicia la realidad, Listas memorables es un reconfortante recordatorio de lo mucho que tenemos en común todos los seres humanos.



Hija de un andaluz y una catalana, Lydie Salvayre, cuyo apellido de nacimiento es Arjona, narra en No llorar la historia de su madre, Montse, nacida en un pueblo de Lérida, que en 1936, con apenas quince años, se va a Barcelona con su hermano anarquista. En la ciudad la joven vivirá el despertar al amor y el júbilo revolucionario de los días posteriores al estallido de la Guerra Civil.
En la novela se conjuga el presente desde el que Montse desgrana sus recuerdos de aquellos maravillosos días de libertad de agosto del 36 con la narración de la estancia de Georges Bernanos en Mallorca y su proceso de escritura de Los grandes cementerios bajo la luna –la condena de un católico durante la sangrienta represión fascista–. Montse Monclús narra la vuelta de Barcelona a su tierra natal y su matrimonio, el de la hija de una familia humilde con el vástago del cacique del pueblo.
A través de la resurrección de la lengua materna, con su prosa Salvayre construye un apasionante relato coral sobre el complejo entramado político de la Guerra Civil, y sobre el exilio y la herencia que dejó a los hijos de los que tuvieron que dejar España para salvar sus vidas. Como si la primera marcha de Montse de su pueblo natal hubiera marcado para siempre un destino en fuga.



La ciudad del Nueva York es el escenario que utiliza Dorothy Parker para unos cuentos en los que disecciona las miserias y esplendores de la condición femenina y de las relaciones de pareja. Encuentros y desencuentros producidos en el seno de una sociedad hipócrita y banal. Sus personajes son seres que pasean de una punta a otra de su hogar implorando una llamada que nunca llegará, seres patéticos que lloran en habitaciones exquisitamente decoradas o flirtean con un empeño digno de mejores causas, almas que deambulan por los locales de moda de la ciudad en un intento desesperado de llenar su corazón con algo parecido a la felicidad, que les haga olvidar el vacío de su propia existencia.
Las protagonistas son en su mayoría mujeres. Mujeres que se pierden en amores ridículos, que se empeñan en creer eternas unas relaciones dictadas solo por el deseo pasajero de un hombre, que usan su fragilidad como un arma de seducción que a menudo se vuelve contra ellas. Pero los cuentos de Parker no son un alegato feminista, sino una mirada inteligente y cínica al universo de la mujer y a la soledad de las parejas.





Atlas de la España imaginaria es un viaje por lugares tan fantásticos como Babia, Jauja o la Ínsula Barataria, todos reales y, al mismo tiempo, míticos.

                                                 

















                                                                           

"Empecé a salir con ella sabiendo que estaba loca y necesitada de amor. Sabía que no era una decisión sensata, pero estaba acostumbrado a que alguien me solucionara la vida. Me llegaron al alma su dulce sonrisa enamorada y sus ojos claros. Ese pelo castaño liso del que no se ocupaba, salvo para lavarlo. Y llevaba vestidos largos de algodón y andaba descalza por el centro de la ciudad. Karen. Había pasado un año entero. Y ahora había tenido la ocurrencia de hacer esto".
Así comienza el cuento "Bebé Wilson" incluido en los Cuentos completos de E.L.Doctorow; traducido por Gabriela Bustelo para 

Malpaso ediciones.



Los cuentos inquietantes aquí reunidos, buena parte de los cuales han permanecido inéditos en castellano hasta hoy, lo son cada uno a su manera. Algunos se escoran levemente hacia lo sobrenatural, en la línea de los geniales relatos de fantasmas de Henry James, historias en las que el elemento ultraterreno sobrevuela la cotidianidad de modo casi imperceptible: sutilmente invasivo, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole una deliciosa inquietud. Y en otros (más desasosegantes si cabe, por cuanto prescinden de lo asombroso) el misterio se oculta en la propia mente, en las ambiguas actitudes de personajes que se nos antojan perturbadores gracias a la pericia de la autora para manejarse en los meandros de su psicología. Una auténtica obra maestra de lo oscuro que se esconde tras lo cotidiano.





Cuando la música popular se cruza con los vientos de la historia, la consecuencia es una conmoción que a veces llega a cambiar nuestras formas de entender la vida. Las canciones de artistas como Woody Guthrie, Bob Dylan, Víctor Jara, The Clash, U2, Public Enemy, Fela Kuti o Rage Against the Machine no han provocado ninguna insurgencia social, pero han acompañado los grandes cambios vividos en el mundo durante las últimas décadas y, sin duda alguna, han contribuido a despertar muchas conciencias.


Cuando plasman las pasiones de una época, su agitadora presencia se percibe en la calle y también en los cómodos salones donde reside el poder. Este libro explora esa turbulenta aventura a través de treinta y tres obras fundamentales, siete décadas y cuatro continentes: desde aquel «Strange Fruit» que Billie Holiday hiciera suyo y escupiera a una audiencia atónita hasta el «American Idiot» arrojado por Green Day contra el presidente Bush y las mentiras de la guerra iraquí.





J.R. creció con su madre, pues su padre los abandonó cuando J.R. no había pronunciado su primera palabra. Él, sin embargo, sabe quién es su padre: un DJ de Nueva York que tiene un programa de radio y cuya voz J.R. escucha con la oreja pegada al aparato. Hasta que un día la voz desaparece del aire y J.R. se queda sin nadie a quien escuchar. Encontrará refugio en el amor de su madre y en el Dickens, el bar de su barrio, un sitio donde poetas, policías, apostadores, soldados, boxeadores y estrellas de cine tienen una historia que contar. Allí, entre todas esas voces que lo cautivan como en un sueño, J.R. podrá darle voz a su propio destino y podrá forjarse, también, una identidad. Conmovedor y emocionante, firmado por un premio Pulitzer, El bar de las grandes esperanzas es un libro hermoso que puede leerse como una novela de aprendizaje o como una historia apasionadamente sincera y real.



Otto Nückel publicó en 1926 Destino, una de las primeras novelas en imágenes precursoras de la actual novela gráfica. A través de más de doscientos grabados en plomo, Nückel narra la dramática vida de una mujer anónima que intenta sobrevivir en una sociedad carente de oportunidades y que empuja a los más desfavorecidos a cometer todo tipo de actos desesperados. La trepidante trama, plagada de giros inesperados, avanza sorprendiendo al lector en cada página, mientras la maestría de los grabados invita a una contemplación pausada. La multitud de detalles que acompañan a las imágenes permite además varios niveles de lectura que favorecen la percepción de matices distintos en cada visionado, logrando con ello unas cotas de profundidad sorprendentes que, en suma, hacen de Destino una de las novelas gráficas mudas más influyentes del siglo XX.




«Con la cara pegada al horno». De esta manera tan gráfica explica Ibán Yarza el momento más mágico del proceso de elaborar pan en casa, cuando todo el trabajo cristaliza en una sabrosa hogaza. Es fácil pero, sobre todo, es emocionante ver cómo esa masa que ha adquirido volumen en sus manos empieza a crecer, a dorarse, a formar una crujiente corteza, a convertirse en pan.

En este libro, Ibán Yarza, un entusiasta divulgador del pan que todavía hoy pega la cara al horno para ver “crecer” su pan artesano, explica de una manera muy sencilla todo lo que ha aprendido en estos años dedicados a elaborar pan en casa, mientras enseñaba a cientos de personas a hacerlo.
En las diferentes secciones del libro, los amantes del pan descubrirán:

- los ingredientes, las técnicas y los conceptos que hay que entender para hacer un buen pan;
- una serie de recetas que usan las técnicas y los conceptos teóricos que se han visto en la primera parte; las recetas se presentan en tres secciones temáticas, y cada una está ahí porque explica algo nuevo, una técnica o una manera de hacer; cada una va acompañada de sugerencias y variaciones;
- un homenaje a algunos panaderos del siglo XXI que hacen pan en nuestro entorno, los portadores de un oficio milenario;
- en los anexos hay un capítulo dedicado a resolver dudas (Dr. Pan) y un pequeño glosario.



En esta historia épica de exterminio y supervivencia, Timothy Snyder presenta una nueva explicación de la gran atrocidad del siglo xx, y revela los riesgos a los que nos enfrentamos en el siglo xxi. En Tierras de sangre (Galaxia Gutenberg, 2011) Timothy Snyder exploraba lo que ocurrió en Europa del Este entre 1933 y 1945 cuando las políticas nazi y soviética provocaron la muerte de unos catorce millones de personas. Basado en nuevas fuentes de Europa del Este y testimonios olvidados de supervivientes judíos, Tierra negra presenta un análisis profundo de las ideas y medidas que permitieron lo peor de esas políticas: el exterminio nazi de los judíos. Este enfoque pionero de un crimen sin precedentes hace inteligible el Holocausto y, por tanto, aún mucho más aterrador.

El Holocausto comenzó en la mente de Hitler, con la idea de que la eliminación de los judíos restauraría el equilibrio del planeta y permitiría a los alemanes lograr los recursos que necesitaban desesperadamente. Esa cosmovisión sólo podría realizarse si Alemania destruía a otros Estados, por lo que el propósito de Hitler era una guerra colonial en la propia Europa. En las zonas sin Estado casi todos los judíos murieron. Algunas personas, los pocos justos, los ayudaron sin apoyo alguno de instituciones. Las dificultades casi insuperables a las que tuvieron que enfrentarse confirman los peligros que plantean la destrucción del Estado y el pánico ecológico. Tras analizar las lecciones del Holocausto, Snyder concluye que no hemos comprendido la modernidad y hemos puesto en peligro el futuro. El siglo xxi está empezando a parecerse a los primeros tiempos del siglo xx, ya que la creciente preocupación por los alimentos y el agua trae consigo desafíos ideológicos al orden global. Nuestro mundo es más parecido al de Hitler de lo que nos gustaría admitir y para salvarlo necesitamos ver el Holocausto tal y como fue, y a nosotros mismos como somos realmente. Tierra negra nos revela un Holocausto que no sólo es historia sino advertencia.






"La niña estaba fuera, en las escaleras del porche, a oscuras, abrazándose para protegerse del frío, casi dormida tras haberse quedado sin lágrimas. Ya no podía desgañitarse más y ellos tampoco la oían, o a lo mejor sí, pero eso sólo empeoraría las cosas. Alguien había gritado: ¡Haced callar a ese bicho o lo callaré yo!, y entonces una mujer la había sacado de debajo de la mesa tirándole del brazo, la había empujado hasta el porche y había cerrado la puerta; los gatos corrieron a refugiarse debajo de la casa. Los animales ya no dejaban que se les acercara porque a veces los agarraba por la cola. Tenía los brazos cubiertos de arañazos y los arañazos escocían. Ella también se había arrastrado hasta debajo de la casa en busca de los gatos, pero cuando por fin pudo coger a uno, el animal se resistió con saña a su empeño de retenerlo y acabó mordiéndola, así que tuvo que soltarlo. ¿Por qué aporreas la puerta de tela metálica? Si sigues comportándote así nadie te querrá por aquí. Entonces la puerta se cerró otra vez y al poco anocheció. La gente de dentro fue sumiéndose en el silencio y la noche se alargó. Tenía miedo de quedarse debajo de la casa y miedo también de subir a las escaleras, aunque si permanecía cerca de la puerta a lo mejor se abría. Había salido la luna, que la miraba fijamente, y se oían los sonidos en el bosque, pero casi se había quedado dormida cuando Doll apareció por el sendero y la encontró allí, de aquella guisa, desconsolada, la cogió en brazos, la envolvió en su chal y dijo: «Bueno, no tenemos ningún sitio al que ir, así que ¿qué vamos a hacer?"



¿Qué puede llegar a ocurrirles a los vecinos de un barrio cualquiera en estos tiempos difíciles? ¿Cómo resisten, en pleno ojo del huracán, parejas y personas solas, padres e hijos, jóvenes y ancianos, los embates de una crisis que «amenazó con volverlo todo del revés y aún no lo ha conseguido»? Los besos en el pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, cómo transcurre la vida de una familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, pero también la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos, la de una mujer que decide reinventarse y volver al campo para vivir de las tierras que alimentaron a sus antepasados… En la peluquería, en el bar, en las oficinas o en el centro de salud, muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el pan.




En la nueva novela de Eduardo Mendoza, El secreto de la modelo extraviada, el detective loco que protagonizó El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y recientemente El enredo de la bolsa y la vida recuerda un caso aparentemente cerrado de los ochenta y no ceja en su empeño de resolverlo más de veinte años después. El detective más divertido de la narrativa española nos cuenta aquí su doble aventura:
«Para el que ha pasado buena parte de su vida encerrado en un manicomio, aunque sea injustamente, como es mi caso, una reacción absurda no tiene nada de particular, aunque eso suponga meterse en líos. La cuestión es que un incidente trivial me trajo recuerdos y viajé al pasado (con la memoria, ya he dicho que no estoy loco). Años atrás me vi envuelto en un asunto feo. Habían asesinado a una modelo y me culpaban a mí. Por supuesto, sin razón: una modelo no haría caso a un tipo como yo ni asesinándola. Simplemente, había un oscuro enredo, estaba metida gente importante y pensaron que yo podía servir de cabeza de turco o de conejillo de indias, o como sea que se llame el desgraciado que paga los platos rotos. Para salvar el pellejo tuve que recurrir a mi ingenio y a métodos poco convencionales y pedir ayuda a personas de mi círculo, no siempre recomendables. No sé si salí bien parado del intento, pero salí. Ahora todo aquello ya es agua pasada. Sin embargo, un impulso me ha hecho volver sobre mis pasos, recorrer los antiguos escenarios, buscar a las personas que fueron protagonistas de aquel oscuro caso, y resolverlo por fin. Pero las cosas han cambiado. No sólo las personas y la forma de vivir, sino sobre todo la ciudad. En aquella época, Barcelona era una cochambre. Hoy es la ciudad más visitada y admirada. ¡Quién nos lo iba a decir! La Barcelona del presente no tiene nada que ver con la Barcelona del pasado. ¿O sí?».

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